·Clemente-Alejandría, _Stromata V 38,5:
" ... La ley y los profetas están subordinados al Señor que es la
cabeza... Pues hacemos bien cuando decimos que los apóstoles
son profetas y a la vez justos, ya que uno y el mismo Espíritu Santo
actúa por medio de todos".
Clemente de Alejandría, Excerpta ex Theodoto 24,2:
"Pero ignoran (los valentinianos) que el Paráclito que actúa
continuamente en la Iglesia es de la misma sustancia y de la misma
fuerza que el que actuaba continuamente en el Antiguo
Testamento".
Clemente de Alejandría, Stromata I 87,5:
"Cuantas veces los filósofos enseñados para su propia
inteligencia con el espíritu de sabiduría se ocupan no sólo de una
parte de la filosofía, sino de la filosofía perfecta y dan testimonio de
la verdad con amor a ella y modestamente... entonces progresan
hacia el conocimiento...".
Clemente de Alejandría, Stromata V 154,4:
"Así dice la Escritura que a los artesanos les fue dado de parte
de Dios el espíritu de sabiduría (cf Ex 28,3), que no es otra cosa
sino el buen sentido, fuerza del alma para contemplar los entes Se
extiende no sólo a las artes, sino a la filosofía misma".
Clemente de Alejandría, Stromata VI 153,4:
"La providencia viene de arriba, partiendo de lo principal, como
desde la cabeza y penetra en todos, 'como el ungüento', dice, 'que
desciende a la barba de Aarón y a la orla de su vestido', esto es,
del gran sacerdote 'por quien fueron hechas todas las cosas y sin el
cual nada fue hecho' (Jn 1,3), no para el adorno del cuerpo, pues la
filosofía exterior al pueblo (es) como el vestido".
Clemente de Alejandría, Stromata I 126,2:
"Cristo Nuestro Señor, 'santo de los santos', llegó y cumplió 'la
visión y el profeta', y su carne fue ungida con el Espíritu de su
Padre en estas 62 semanas, como dijo el profeta (cf Dan
9,24-27)".
Clemente de Alejandría, Excerpta ex Theodoto 5,2:
"Juan el Bautista, al oír la voz, no se atemorizó, por cuanto la oyó
en espíritu, habituado a la tal voz. Mas habiendo oído como simple
hombre, se espantó".
Clemente de Alejandría, Stromata VI 2,4:
"Nuestra gnosis y el paraíso espiritual es nuestro salvador
mismo, en el que somos plantados una vez que hemos sido
trasladados y trasplantados en la tierra buena desde la vida vieja.
En cambio del lugar de la plantación contribuye a la abundancia de
la cosecha. El Señor, en quien hemos sido trasplantados, es luz y
verdadero conocimiento".
Clemente de Alejandría, Stromata V 120,1-2:
"Puede también tener lugar el injerto mencionado por el apóstol
(cf Rom 11,17) en el buen olivo, el mismo Cristo, cuando la
naturaleza silvestre e incrédula es trasplantada en Cristo, es decir,
la (naturaleza) de los que vienen a la fe; pero es mejor que la fe sea
injertada en la misma alma de cada uno. Y el Espíritu Santo, de esta
manera, es como trasplantado, al ser distribuido sin límite según la
limitación o circunscripción de cada cual".
Clemente de Alejandría, Stromata V 25,4-5:
"...pues el apóstol sabe que es espiritual y lleno de conocimiento
(gnóstico) el discípulo del Espíritu Santo dado por Dios, que es la
mente de Cristo".
Clemente de Alejandría, Excerpta ex Theodoto 17,2-4:
"El Espíritu se junta con el espíritu. Pero me parece que esto se
produce por yuxtaposición, y no por mezcla total. Pues ¿no es
acaso la fuerza divina la que, penetrando en el alma, la santifica
según el progreso final? Dios es espíritu, sopla donde quiere (Jn
4,24; 3,8). La fuerza no penetra según la sustancia sino según la
fuerza y la energía; el espíritu se une al espíritu como el espíritu al
alma".
Clemente de Alejandría, Stromata II 15,3
Mira, hago cosas nuevas (Is 43,19; cf 2 Cor 5,17; Apoc 21,5),
dice el Logos, lo que ni el ojo vió ni el oído oyó ni llegó al corazón
del hombre (1 Cor 2,9); los discípulos del Señor dicen, oyen y
hacen de modo espiritual con nuevo ojo, nuevo oído y nuevo
corazón las cosas que pueden ser vistas, oídas y entendidas por
medio de la fe y la inteligencia".
Clemente de Alejandría, Stromata II 58,1-2
"El que desde el paganismo y su vida anterior ha encontrado
apoyo en la fe, alcanzó una vez el perdón e los pecados; ha sido
regenerado no de la sangre ni de la voluntad de la carne (Jn 1,13),
sino en el Espíritu".
Clemente de Alejandría, Stromata VI 138,1
"Pues la luz de la verdad es una luz verdadera, sin tinieblas, el
Espíritu del Señor que se reparte sin dividirse a los santificados por
la fe, que tiene la función de una lámpara para el pleno
conocimiento del ser".
Clemente de Alejandría, Stromata VI 155,4:
"Tiene sus características propias y es verdaderamente señor y
dominador aquel Espíritu Santo que recibe el que ha creído,
además de todas las otras cosas, después de haber puesto su
confianza en la fe según la providencia ¿divina?".
Clemente de Alejandría, Stromata II 41,2:
"El amigo es otro yo: por ello llamamos hermanos a los que han
sido regenerados por el mismo Logos".
Clemente de Alejandría, Stromata II 42,1:
Puesto que el verdadero hombre en nosotros es el espiritual, el
amor a los hermanos es el amor a los que participan del mismo
Espíritu".
Clemente de Alejandría, Stromata III 88,1:
"Así quiere (el Padre) que nosotros nos convirtamos y seamos
de nuevo como niños, después de haber conocido al verdadero
Padre y haber sido regenerados por el agua, siendo este
nacimiento distinto del de la creación".
Clemente de Alejandría, Stromata V 98,4
"Acostumbrándonos lentamente a la voluntad (de Dios) con su
voluntad y a contemplar al Espíritu Santo con el Espíritu Santo,
porque el Espíritu Santo penetra las profundidades de Dios (1 Cor
2, 10.14)".
Clemente de Alejandría, Stromata VII 93,5
"Pues el que ama a su padre o a su amdre más que a mí, el
verdadero Padre y maestro de la verdad, el que hace renacer,
recrea y alimenta el alma elegida, no es digno de mí (Mt 10,37), es
decir, de ser hijo de Dios y discípulo de Dios y a la vez su amigo y
pariente".
Clemente de Alejandría, Stromata II 134,2
"Nuestro fin es la semejanza lo más perfecta posible a la
verdadera Palabra de Dios, y llegar a la perfecta filiación mediante
la `apokatástasis' del Hijo, alabando siempre al Padre por medio del
sumo sacerdote que nos ha hecho dignos de llamarnos `hermanos'
y `coherederos' (cf Hebreos 2,11; Rom 8,17; Gal 4,7)".
Clemente de Alejandría, Stromata III 8,6:
"... El prójimo no es el judío para el judío, pues es su hermano y
tiene el mismo espíritu; queda que se llame prójimo al extranjero.
¿Pues cómo no va a ser prójimo el que tiene comunión en el
Espíritu? Pues Abrahán no es solo padre de los judíos, sino
también de los gentiles".
Clemente de Alejandría, Stromata IV 163,2:
"Una morada capaz de recibir el alma, lo más honrado por Dios, y
es hallado digno del Espíritu Santo según la santificación de alma y
del cuerpo que es llevada a término por la acción reconciliadora del
Salvador".
Clemente de Alejandría, Stromata IV 172,2:
"Yo pido al Espíritu de Cristo que me dé alas (para volar) hacia
mi Jerusalén".
Clemente de Alejandría, Stromata III 103,2:
"La palabra del Señor permanece (Is 40,8), la que ungió el alma
y la unió al Espíritu".
Clemente de Alejandría, Stromata VII 44,5:
"El (gnóstico) que es suficiente en sí mismo y no necesita de las
otras cosas, conocedor de la voluntad del todopoderoso... está
cerca de la fuerza que todo lo domina y habiéndose esforzado por
ser espiritual, está unido al Espíritu por su amor ilimitado".
Clemente de Alejandría, Stromata V 103,1:
"Yo no entiendo esto de otro modo sino que se indica a la santa
Trinidad; pues el tercero es el Espíritu Santo, el segundo es el Hijo
por quien todo fue hecho (Jn 1,3) según la voluntad del padre".
Clemente de Alejandría, _Pedagogo I,12,5:
"El Espíritu profético nos considera también como niños: Los
niños -dice-, habiendo cortado ramas de olivo y de palmera,
salieron al encuentro del Señor gritando: `Hosanna al Hijo de David,
bendito el que viene en nombre del Señor'. La luz, la gloria y la
alabanza sean, con nuestras súplicas, para el Señor: esto es lo que
parece significar, en la lengua griega, el Hosanna".
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,15.4:
"El Espíritu atestigua, por boca de Isaías, que nos llama también
`corderos': como pastor apacentará a su rebaño, y con sus brazos
reunirá a sus corderos (Is 40,11). Los corderos significan
alegóricamente, por su sencillez, la porción más delicada del
rebaño"
Clemente Alejandrino, Pedagogo I,21.2:
"Así también el Padre de todos acoge complacido a los que en El
se refugian: los regenera por su Espíritu y los adopta como hijos, se
complace en su dulzura, los ama singularmente, les ayuda, lucha
por ellos y les da el nombre de `hijitos'.
Clemente Alejandrino, Pedagogo I,24.1:
"Quiero aportar, en el mismo sentido, otro testimonio de la mayor
importancia: el Espíritu, profetizando por boca de Isaías, dio al
mismo Señor el nombre de `niño': He aquí que nos ha nacido un
niño, un hijo nos ha sido dado, cuyo imperio reposa sobre su
hombro y se le ha dado el nombre de Angel del Gran Consejo (Is
9,5)"
Clemente Alejandrino, Pedagogo I,25.3-26.1:
"Y si ya era perfecto, ¿por qué, siendo perfecto, se hizo
bautizar? Porque debía cumplirse -dicen- la promesa a la
humanidad. Bien; también yo lo afirmo. ¿Recibió entonces la
perfección en el mismo momento de ser bautizado por Juan? Sí; es
evidente. ¿Y no aprendió de él nada más? No. Entonces, ¿fue
hecho perfecto por el sólo hecho de recibir el bautismo y quedó
santificado por descender sobre él el Espíritu? Así es. Esto es lo
que ha ocurrido con nosotros, cuyo modelo fue el Señor: tras ser
bautizados, hemos sido iluminados; iluminados, hemos sido
adoptados como hijos; adoptados, somos perfeccionados; hechos
perfectos, hemos adquirido la inmortalidad..."
Clemente Alejandrino, Pedagogo I,28.1:
"Como los que, sacudidos por el sueño, se despiertan al punto y
vuelven en sí; o más bien, como los que intentan quitar de sus ojos
las cataratas, que les impiden recibir la luz exterior de la que se ven
privados, pero consiguen al fin despojarse de lo que obstruía sus
ojos, dejando libres la pupila; así también, los bautizados,
desembarazados de los pecados que oscurecían, a modo de
sombras, al Espíritu divino, dejamos libre el ojo luminoso del
espíritu, el único que nos hace capaces de contemplas rlo divino,
pues el Espíritu Santo desciende desde el cielo y se derrama en
nosotros".
S. Clemente de Alejandría, Pedagogo I,30.2:
"La catequesis lleva a la fe; y la fe es educada por el Espíritu
Santo en el momento del santo bautismo. La fe es el único y
universal medio de salvación de la humanidad; es un don que el
Dios justo y bueno da a todos por igual...".
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,36.3:
"El Apóstol llama `espirituales' a los que ya han abrazado la fe
por el Espíritu Santo, mientras que a los recién catequizados, que
aún no han sido purificados, les llama `carnales'. Como es obvio,
les llama `carnales', porque, como los paganos, aún tienen
pensamientos carnales".
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,37.1:
"¿cómo pueden tener algunos la pretensión de conocer sin la
ayuda del Espíritu, sino (sólo) mediante el estudio, lo que jamás
oído oyó, fuera de aquél que fue arrebatado hasta el tercer cielo, y
aún a éste se le ha prescrito el callar?".
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,42.1:
"¡Qué misterio tan admirable!. Uno mismo es el Padre de todos,
uno el Logos de todos, uno mismo el Espíritu Santo, en todas
partes; una única Virgen, que se ha convertido en madre y que a mi
me gusta llamarla Iglesia".
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,43.2:
"...en ese caso, escucha ésta (interpretación): la carne, para
nosotros, significa simbólicamente el Espíritu Santo, ya que la carne
ha sido creada por él. Por la sangre se significa alegóricamente al
Logos, porque, como sangre generosa, el Logos se derrama sobre
nuestra vida. El Señor, mezcla de ambos, es alimento de los
párvulos; porque el Señor es Espíritu y Logos".
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,49.2:
"Una vez que ha nacido, el niño sigue alimentándose aún de esa
sangre, puesto que el flujo de la leche es la substancia de la
sangre. La leche es fuente de alimento; y señal de que la mujer ha
dado a luz y se ha convertido en madre; de ahí toma también su
encanto la ternura maternal. Por eso el Espíritu Santo pone,
misteriosamente, en boca del Apóstol las palabras del Señor: Os di
de beber leche (1 Cor 3,2). Si hemos sido regenerados en Cristo, el
que nos ha regenerado, nos alimenta con su propia leche, es decir,
el Logos".
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,54.3:
"Así como el piloto no siempre se deja llevar por los vientos, sino
que a veces enfila la proa hacia las borrascas, así (también) el
Pedagogo no se deja llevar de los vientos que soplan en nuestro
mundo ni pone al niño frente a ellos, como si fuera un barco, para
que lo destrocen, sumergiéndose en una vida animal y licenciosa; y
es solamente entonces cuando, impulsado únicamente por el
Espíritu de la verdad y bien equipado, sujeta con firmeza el timón
del niño -sus orejas, quiero decir-, hasta que le hace anclar sano y
salvo en el puerto celestial. La que los hombres acostumbran a
llamar educación paterna es transitoria; en cambio, la educación
divina, permanece para siempre"
Clemente de Alejandría, Pedagogo I,73,1:
"Podemos, pues, concluir con toda certeza que Dios es uno y el
mismo; el Espíritu Santo lo afirmó cantando: Cuando veo los cielos,
obra de tus manos; y, el que ha creado los cielos habita los cielos;
y, el cielo es su trono (Salm 8,4; 2,4; 10,4)...".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,6.2:
"Que no sea, pues, difamado nuestro bien. Pues no consiste el
Reino de Dios en la comida y en la bebida -dice el Apóstol-, de
manera que lo efímero no sea tenido por lo mejor, sino en la
justicia, la paz, y el gozo en el Espíritu (Rom 14,16-17). Quien coma
de este alimento poseerá el mejor de los bienes, el reino de Dios;
con ello se prepara para la santa unión de la caridad, la Iglesia
celestial" .
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,8.1:
"A éstos el Espíritu Santo, por boca de Isaías, les llama
miserables y les rehusa tácitamente el nombre de agape para sus
convites, porque no eran conformes a la razón: Ellos estaban
alegres, sacrificando bueyes y degollando ovejas, y exclamando:
comamos y bebamos, que mañana moriremos (Is. 22,13; 1 Cor
15,32)".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II, 19.4-20.1:
"La sangre del Señor es de dos especies: una, la de su carne,
con la que nos ha rescatado de la perdición; otra, la de su Espíritu,
con el que hemos sido ungidos. Beber la sangre de Jesús es
participar de la incorruptibilidad del Señor. El Espíritu es la fuerza
del Logos, como la sangre lo es de la carne. Además,
análogamente a como el vino se mezcla con el agua, se mezcla el
Espíritu con el hombre; la mezcla orienta hacia la fe, mientras la
otra, que conduce a la inmortalidad, es el Espíritu. A su vez, la
mezcla de ambos -de la bebida y del Logos- se llama Eucaristía,
gracia laudable y hermosa, que santifica el cuerpo y el alma de
quienes la reciben con fe; mixtura divina por la que la voluntad del
Padre hace que se mezclen místicamenet el Espíritu y el Logos al
hombre. Porque verdaderamente el Espíritu inhabita en el alma que
bajo él subyace, y la carne (se une) al Logos, por la que el Logos
se hizo carne (Jn 1,14)".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,30.4:
"Desgraciados los ricos que llevan su refinamiento a semejantes
extremos; a ellos se refiere el Espíritu Santo por boca de Amós:
Beben vino filtrado y duermen en lechos de marfil (Amos 6,6.4), con
todo lo que se dice seguidamente para confusión suya".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,41.4:
"El Espíritu opone a esta clase de fiestas la liturgia digna de
Dios, cuando canta en el salmo: Alabadlo al son de la trompeta
(salmo 150,3), porque ciertamente al son de la trompeta resucitará
a los muertos; alabadle con el arpa (Salmo 150,3), porque la lengua
es el arpa del Señor; alabadle con la cítara (Salmo 150,3),
significando con la cítara la boca, que es movida por el espíritu
como con un plectro; alabadle con el tambor y con el coro (Salmo
150,4), aludiendo a la Iglesia, que celebra la resurrección de la
carne".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,44.4-5:
"Pero es el mismo Espíritu el que te explica qué coro es éste que
canta a Dios: La alabanza a Dios procede de la asamblea de los
santos. ¡Que se regocijen con su Rey! (Salmo 149,1-2). Y añade:
Porque el Señor se complace con su pueblo (Salmo 149,4).
Debemos elegir melodías sencillas, desterrando de nuestra sana
mente las que son realmente voluptuosas, aquellas que, por
artificiosos gorjeos, llevan a la corrupción y desvían hacia el camino
de la molicie y de la bufonería. En cambio, las melodías austeras y
moderadas son rechazadas por la fatuidad de la embriaguez.
Dejemos, pues, las armonías cromáticas para los excesos
impúdicos de los bebedores de vino y para la música de las
prostitutas coronadas de flores".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,62.1:
"Los Apóstoles que recorrieron toda la tierra predicando el
Evangelio, son llamados alegóricamente pies del Señor. De éstos
profetiza el Espíritu Santo por boca del salmista: Adoremos en el
lugar donde se posaron sus pies (Salmo 131,7), es decir, donde
han llegado sus pies -los Apóstoles- gracias a los cuales El ha sido
predicado hasta los confines de la tierra".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,65.3:
"Es preciso que entre nosotros, los hombres no exhalen el olor
de los perfumes, sino el de la virtud, y que la mujer exhale el olor de
Cristo, ungüento de reyes y no olor de polvos y de perfumes; que
se unja con el perfume inmortal de la moderación y se alegre con el
ungüento santo del Espíritu. Esta es la clase de ungüento que
Cristo prepara a los hombres que son sus discípulos, bálsamo de
buen aroma, el ungüento que El ha preparado con los aromas
celestes. Esta es la clase de ungüento con que ha sido ungido el
Señor mismo, como ha sido anunciado por medio de David: Por eso
Dios, tu Dios, te ha ungido con el óleo de la alegría más que a tus
compañeros. Mirra, óleo y casia exhalan tus vestidos (Salmo
44,8-9)".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,87.4:
"Cuando Jeremías, es decir, el Espíritu Santo por boca suya,
exclama: Mi casa se ha convertido en una cueva de hiena (Jer 12,9;
7,11) -dejando traslucir así su horror ante los que se alimentan de
cadáveres-, expresa con una sabia alegoría su aversión a la
idolatría: la morada de Dios viviente debe estar limpia de todo
ídolo".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,100.1:
"Por eso el que fornica ha muerto para Dios, y como cadáver es
abandonado por el Logos y también por el Espíritu".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,113.3-4:
"Y si alguno trae a colación el manto del Señor, hay que decir
que esa túnica estampada, muestra las flores de la sabiduría, las
variadas e inmarcesibles Escrituras, las palabras del Señor, que
brillan con los resplandores de la verdad. Con un vestido semejante
revistió el Espíritu al Señor, cuando dijo, por boca de David, en el
Salmo: Vestido estás de alabanza y de gloria; revestido de luz,
como de un manto (Salmo 103,1-2)".
Clemente de Alejandría, Pedagogo II,126.1:
"He aquí lo que profetiza el Espíritu, por boca de Sofonías: Ni su
plata ni su oro podrán salvarlos en el día de la ira del Señor (Sof
1,18). Las que siguen las enseñanzas de Cristo no deben
adornarse con oro, sino con el Logos, por quien solamente el oro
brilla".
Clemente de Alejandría, Pedagogo III,3.3:
"El Espíritu atestigua, por boca de Isaías, que el aspecto del
Señor carecía de belleza: Lo hemos visto, y no había en El parecer
ni hermosura, sino un aspecto despreciable, y vil ante hombres (Is
52,2-3). Y ¿quién es mejor que el Señor? No es, por tanto, la
belleza de la carne, que es una belleza ilusoria, la que El nos ha
mostrado, sino la verdadera belleza del alma y del cuerpo: la
bondad del alma y la inmortalidad de la carne".
Clemente de Alejandría, Pedagogo III,64.1:
"...la mejor belleza es la del alma cuando está adornada del
Espíritu Santo y de los luminosos dones que le infunde: la justicia, la
prudencia, la fortaleza, la templanza, el amor al bien y el pudor;
jamás hubo una flor con tan bellos colores".
Clemente de Alejandría, Pedagogo III,87.4:
"Muchos tesoros nos son dispensados por el único Dios: unos,
por medio de la Ley; y otros nos son revelados por los profetas;
otros por la boca divina; y otros que acompañan al septenario del
Espíritu. Pero el Señor, que es uno, es también, por la dispensación
de los dones, el mismo Pedagogo".
Clemente de Alejandría, Pedagogo III,101.1-3:
"Lo que falta en este panegírico del Logos, es que dirijamos a él
nuestra plegaria: Sé propicio, oh Pedagogo, a tus pequeños, oh
Padre, Guía de Israel, Hijo y Padre, ambos uno solo, oh Señor.
Concede a quienes seguimos tus mandamientos, llevar a su
perfección la semejanza de la imagen, y experimentar en lo posible
la bondad de Dios como juez y no su rigor; y concédenos tú mismo
todo eso: que vivamos en tu paz sobre la tierra, que seamos
trasladados a tu ciudad; que atravesemos sin naufragar las olas del
pecado, y que en plena calma seamos llevados junto al Espíritu
Santo, la inefable Sabiduría; que noche y día, hasta el día perfecto,
alabemos y demos gracias al solo Padre e Hijo, Hijo y Padre, al Hijo
Pedagogo y Maestro, junto con el Espíritu Santo. Todo para el Uno,
en el que son todas las cosas, por el cual todo es uno, por quien es
la eternidad; del cual todos somos miembros; del cual es la gloria y
los siglos; todo sea para el Bueno; todo, para el Bello; todo para el
Sabio; todo, para el Justo. A él la gloria, ahora y por los siglos.
Amén".
Clemente de Alejandría, _Eclogas-proféticas, 5,1; 7,1:
"Por medio de Oseas el Espíritu dice: Soy vuestro educador.
Tocad las trompetas sobre las colinas del Señor... La regeneración
tiene lugar mediante el 'agua y el Espíritu', como todo nacimiento,
porque El Espíritu de Dios se cernía sobre el abismo ...Y, dado que
el Salvador se bautizó sin necesitarlo personalmente, para santificar
el agua para aquellos que habrían de ser regenerados. De este
modo somos purificados en el cuerpo y en el alma".
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 8,2:
"El agua terrestre limpia al cuerpo mientras que el agua celeste,
que es inteligible e invisible, significa alegóricamente al Espíritu
Santo, capaz de purificar las realidades invisibles como".
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 13:
"Cada palabra es confirmada por dos o tres testigos (1 Tim
6,11), por el Padre y por el Hijo y por el Espíritu Santo. En estos
testigos y ayudas debe cimentarse la observancia de los
mandamientos".
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 19,2:
"...uno se atiene por amor a los mandamientos de Dios. Dice (la
Escritura): El Espíritu Santo es testigo (Rom 8,16) cuando decimos:
Abba, Padre (Gal 4,6)".
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 29,1:
"Así como existen realidades útiles y necesarias para la salvación
- el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, y también nuestra alma - así
también la `doctrina gnóstica' que se refiere a aquellas, debe ser a
un mismo tiempo útil y necesaria".
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 32, 2:
"Escrutando, pues, cuidadosamente las Escrituras -como todos
admiten, se expresan en parábolas- a partir de los términos se
deben encontrar las ideas. El Espíritu Santo que posee las ideas
con relación a los seres, las enseña. Pues el Espíritu Santo que ha
impreso, por así decir, el propio pensamiento en las expresiones,
con un cuidadoso examen nos concede que entendamos los
términos, susceptibles de muchos significados, y que el sentido
oculto bajo muchos velos se manifieste claramente mediante un
procedimiento que nos lo de a conocer".
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 5,1; 7,1:
"Por medio de Oseas el Espíritu dice: Soy vuestro educador.
Tocad las trompetas sobre las colinas del Señor La regeneración
tiene lugar mediante el `agua y el Espíritu', como todo nacimiento,
porque El Espíritu de Dios se cernía sobre el abismo Y, dado que el
Salvador se bautizó sin necesitarlo personalmente, para santificar el
agua para aquellos que habrían de ser regenerados. De este modo
somos purificados en el cuerpo y en el alma".
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 29,1:
"Así como existen realidades útiles y necesarias para la salvación
- el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, y también nuestra alma - así
también la `doctrina gnóstica' que se refiere a aquellas, debe ser a
un mismo tiempo útil y necesaria" .
Clemente de Alejandría, Eclogas proféticas, 32, 2:
"Escrutando, pues, cuidadosamente las Escrituras -como todos
admiten, se expresan en parábolas- a partir de los términos se
deben encontrar las ideas. El Espíritu Santo que posee las ideas
con relación a los seres, las enseña. Pues el Espíritu Santo que ha
impreso, por así decir, el propio pensamiento en las expresiones,
con un cuidadoso examen nos concede que entendamos los
términos, susceptibles de muchos significados, y que el sentido
oculto bajo muchos velos se manifieste claramente mediante un
procedimiento que nos lo de a conocer" .
Clemente Alejandrino, _Protréptico I,5,3:
"El Verbo divino, que desciende de David y es antes que David,
habiendo rechazado la lira y la cítara, instrumentos inanimados, y
habiendo armonizado con el Espíritu Santo a este nuestro cosmos y
también al pequeño cosmos, al hombresuena a Dios por medio de
este instrumento de muchas voces y canta con el instrumento que
es el hombre".
Clemente Alejandrino, Protréptico IX,82,1:
"La boca del Señor, es decir el Espíritu Santo, ha dicho estas
cosas".
Clemente Alejandrino, Protréptico XI,118,4:
"El piloto será el Verbo y el Espíritu Santo te conducirá hasta las
puertas del cielo; contemplarás entonces a mi Dios y serás iniciado
en estos santos misterios y gozarás de aquellas cosas que están
escondidas en los cielos" .
Clemente Alejandrino, Protréptico XI,112,3:
"El Cristo entero, por así decir, no se divide. No hay bárbaro, ni
judío, ni griego, ni varón, ni hembra sino un hombre nuevo
transformado por el Espíritu Santo de Dios" .
Clemente Alejandrino, Protréptico IX,85,3;86,2:
"El Señor, porque ama a los hombres, a todos exhorta al
conocimiento de la Verdad (1 Tim 2,4) enviando al Paráclito. ¿Cuál
es, pues, este conocimiento? La piedad. La piedad que tiene la
capacidad de hacer al hombre, en cuanto es posible, semejante a
Dios".
Clemente de Alejandría, _Frag. 39:
"¿Qué es Dios? Dios es, como dice el Señor, espíritu. Espíritu es
propiamente una esencia incórporea e incircunscrita. Es incórporeo
lo que no tiene cuerpo (lo que no está lleno en un cuerpo), o lo que
no existe según la longitud, la latitud y la profundidad. Incircunscrito
es aquello que no es (no tiene) lugar, que está según todo en todas
las cosas y todo en cada uno y lo mismo en sí mismo".
Clemente de Alejandría, _Quis-dives-salvetur 21,2:
"A las almas que quieren Dios les infunde su espíritu, pero si se
alejan de su celo, el Espíritu que viene de Dios que se les ha dado
se les retira, pues salvar a los que no quieren es propio del que usa
la violencia, a los que quieren es propio del que usa la gracia".
Clemente de Alejandría, Quis dives salvetur 34,1:
"No saben qué gran tesoro llevamos en vasos de barro (cf 2 Cor
4,7), protegido como por un muro por la fuerza de Dios Padre, la
sangre de Dios Hijo y el rocío del Espíritu Santo" (Clemente de
Alejandría, Quis dives salvetur 34,1).
Clemente de Alejandría, Quis dives salvetur 42,20:
"A é (Dios Padre), por el Hijo Jesucristo, Señor de vivos y de
muertos (cf Rom 14,9) y por el Espíritu Santo, gloria, honor, poder,
grandeza eterna ahora y por las generaciones de generaciones y
por los siglos de los siglos. Amén".
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