Iglesia de Santa María de Retortillo, Cantabria
Introducción
La iglesia de Santa María de Retortillo está muy bien señalizada en el entorno de Reinosa por lo que no es difícil visitarla.
Se encuentra a media docena de kilómetros al este de la capital reinosana. Tras atravesar Bolmir, con su también interesante iglesia románica, encontramos los restos arqueológicos de la antigua ciudad romana de Julióbriga, donde se ha construido un aula conocida como Domus que recrea lo que era una vivienda romana de aquella lejana época.
Precisamente en el centro de Julióbriga, más concretamente en lo que fue su foro, se construyó en el siglo XII una iglesia cristiana dedicada a Santa María.
Existió una tradición medieval de construir las nuevas iglesias sobre santuarios precedentes o, incluso, sobre templos o espacios paganos con el fin de sacralizar este ámbito.
A nivel documental se sabe que el siglo XI ya existía una aldea llamada "Rivo Tortillo" con tierras que pertenecieron a Nuño Álvarez y su mujer Teresa. A partir de ese momento nada de sabe de este lugar.
Estructura arquitectónica
La hermosa iglesia de Santa María de Retortillo tiene dos virtudes que el visitante agradecerá. Por un lado, su estructura románica -aunque de distintas fechas dentro del siglo XII- se encuentra muy bien conservada. Por otro lado, se encuentra alejada de edificaciones parásitas lo que permite una perfecta contemplación.
El edificio consta de una sola nave engarzada a una cabecera con ábside de semitambor. Conserva la puerta en el costado meridional y una espadaña cerrando el muro occidental.
Exterior de la iglesia
Cabecera
El precioso ábside de Santa María de Retortillo se divide en tres paños verticales mediante dos delgados y escalonados contrafuertes que, a media altura, dejan paso a sendas parejas de columnillas cuyo capitel común alcanza el alero de la cornisa.
Los tres ventanales fueron abierto con un gran derrame exterior para aprovechar al máximo la escasa luz invernal de estas tierras.
La diferencia entre estos ventanales es que el central y principal lleva una pareja de columnas mientras que en los laterales los arcos se prolongan -sin solución de continuidad- hasta los alféizares.
Los capiteles citados muestran parejas de gallos y cuadrúpedos rampantes.
Puertas y tímpano
La puerta se encuentra en el muro sur. Es extraordinariamente sencillo y modesto, nada comparable a otras portadas del románico cántabro que presumen de una compleja estructura de arquivoltas y columnas. En el caso que nos ocupa el vano de entrada ya es de por si bastante pequeño y está rodeado por tres arquivoltas de medio punto completamente planas y lisas, sin tan siquiera un abocelado que suavizase las aristas vivas de sus dovelas.
Los apoyos son las jambas que son rematadas por unas impostas con alguna decoración sumaria.
Mucho más importante es el tímpano que, reaprovechado y empotrado encima de esta puerta ofrece un relieve con una iconografía muy interesante:
Un grifo a la izquierda y un león alado a la derecha juntan una de sus patas delanteras ante una cruz griega inscrita en un círculos. Encima tenemos a una pareja de ángeles que portan una voluminosa cruz latina.
Estamos evidentemente ante una iconografía que alude al aviso de respeto ante la entrada al lugar sagrado. Dos de los animales del bestiario románico que juegan el papel de protectores del templo son, precisamente, el león y el grifo, que aquí juntan sus patas antes dos signos de cruz.
No visible desde el exterior hay otra puerta en el muro occidental bastante más monumental con arquivoltas y tres columnas a cada lado con arpías entre follaje.
Espadaña
A los pies se construyó una bonita espadaña para las campanas, estructura muy habitual en el románico cántabro, mucho más numerosas que las torres. Tiene dos troneras en la base con arco ligeramente apuntado y otro más pequeño en el centro del remate triangular superior.
Es una experiencia excitante subir por esta escalera aunque hay que extremar la precaución pues las losas de los peldaños están completamente desgastadas y la plataforma superior no cuenta con vaya.
El premio a está "intrépida" aventura es poder contemplar con mejor perspectiva el lugar elegido para la erección del templo en pleno corazón de la urbe romana de Julióbriga.
Interior
Cabecera
La cabecera se compone de una bóveda de medio cañón apuntado para el presbiterio y de horno para el cascarón absidal.
El hemiciclo cuenta con los tres ventanales citados anteriormente. De nuevo los laterales fueron concebidos de forma más sencilla, careciendo de las columnas que sí tiene el central.
Interesantes y hermosas son las arquerías murales que se disponen en las zonas bajas de los muros presbiteriales. Constan de dos arcos de medio punto baquetonados y con guardapolvos ajedrezados sobre tres columnas no pareadas.
Además de los capiteles de los que luego nos ocuparemos, estas arquerías tiene la particularidad de tener en las enjutas centrales dos relieves: una pareja de leones y otra de aves.
Los capiteles alternan motivos geométrico-vegetales con otros figurados a base de animales emparejados, algunos de difícil identificación por su ambigua anatomía.
Uno de ellos muestra una pareja de aves, que por la cola curva podrían ser interpretados como gallos (?)
Otro lleva una pareja animales alados, que podrían ser grifos, juntando sus cabezas.
Otro de ello deja ver a un hombre con los brazos apoyados en su vientre mientras dos leones en sus costados plantan sus garras en el pecho.
El más extraño e inquietante es el que representa a unos seres con cuerpos lejanamente parecidos a aves con cabeza común que imita a la de un león (¿dragones?) que se dan un abrazo.
No cabe duda que el taller que trabajó en estas rudas esculturas perteneció al ámbito rural y difieren completamente de los capiteles del arco triunfal.
Los dos capiteles del arco triunfal
Las dos cestas que coronan las columnas de separación entre la cabecera y la nave están entre lo mejor del románico cántabro y nada tiene que ver con los rudos capiteles de los ventanales y las arquerías presbiteriales.
Miguel Ángel García Guinea identifica al autor de estas esculturas como uno de los mejores del taller del Monasterio de Aguilar de Campoo que los esculpiría en un año próximo a 1170. El gran autor cántabro expresa su admiración con estas palabras:
"maestría de su talla, excelente composición, cuidado minucioso de la labra".
Pero además de su indudable valor plástico, nos interesa mucho su iconografía que alude a temas guerreros
El del lado norte muestra dos caballeros, bien diferenciados por su atuendo, que combaten a caballo y con lanzas.
El de la izquierda vista con cota de malla lleva casco alargado y escudo normando. Todo ello nos remite al caballero cristiano.
El de la derecha, sin embargo carece de cota de malla y casco y además porta un escudo circular o rodela. Atributos del guerrero musulmán. Sabido es que frente a la caballería pesada y muy armada de los cristianos, con gran fuerza de choque, los musulmanes preferían un equipamiento y armamento más ligero que les permitiera maniobrar con rapidez en detrimento de la contundencia en el choque.
Estamos pues ante un combate que es representando con cierta frecuencia en el románico español entre cristianos y musulmanes. El más conocido es el de Estella entre Roldán y Ferragut, pero hay muchos más. Ahora nos viene a la memoria el de la galería porticada de Rebolledo de la Torre (Burgos).
Siendo así, no es de extrañar que sea el cristiano el que vence al musulmán pues éste recibe la lanzada en el centro de la rodela.
En el capitel opuesto (lado meridional del arco triunfal) el tema es el de la mujer mediadora (puede simbolizar la Paz de Dios impuesta por la Iglesia) que sujeta las riendas de los caballos pertenecientes a dos caballeros con idéntico atuendo cristiano y las espaldas amenazantes, para que no consuman la agresión.
No es nada difícil profundizar en el mensaje de estos dos capiteles. Esculpidos en la segunda mitad del siglo XII, época de difíciles guerras entre cristianos y almohades, se estaba aleccionado sobre la necesidad de frenar las rencillas y guerras entre facciones y reinos cristianos, señalando como el verdadero enemigo a batir al infiel musulmán.
Sobre la cronología
Como ya hemos visto anteriormente, la edificación de Santa María de Retortillo plantea bastante dudas cronológicas debido a las muy distintas calidades en su escultura así como en la elocuente reutilización del tímpano.
Para García Guinea, en la primera mitad del siglo XII un taller rural edificaría la cabecera con sus rudos capiteles y canecillos. También pertenecerían a esta primitiva fase el tímpano empotrado en el muro sur.
A finales del siglo XII se reemprenderían las obras o se rematarían. De esta segunda fase serían, como mínimo, los capiteles del arco triunfal y la puerta occidental.
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